Ludwig van Beethoven
Padre
del Romanticismo musical, compositor alemán. Con él se inicia una nueva fase en
la historia de la música: el romanticismo. Nació en el seno de una familia de
tradiciones artísticas, es hijo de un tenor, bohemio y bebedor, que enseguida
advierte las extraordinarias cualidades de su hijo para la música.
Su
infancia transcurrió triste y enfermiza, dedicada al estudio de la música. A
los ocho años da su primer concierto, en Colonia, y hace un pequeño viaje por
Holanda. Su formación, un tanto desordenada, ha corrido a cargo de algunos
amigos de su padre. Gracias a Christian Nelfe, organista de la corte, su
verdadero maestro, conoce las obras de Bach y de Handel.
A
los 12 años es ya un gran intérprete, tanto con el piano como con el órgano,
tocando la viola en la orquesta del archiduque. Ayudado por su profesor y por
algunos aristocráticos personajes, pudo viajar a Viena en 1787, donde la
leyenda cuenta que tocó para Mozart, genio indiscutible del momento, quien,
asombrado, dijo: «Fijaos en este hombre… dará que hablar al mundo». Pero Ludwig
tiene que regresar a Bonn: su madre había muerto y su padre sólo vivía para el
alcohol.
Tiene que ocupar el puesto del cabeza de
familia, trabajando durante cinco años, dedicando cualquier rato libre al
estudio y a la composición.
Tras
la muerte de su padre, se instala definitivamente en Viena (1792), donde
encuentra a sus verdaderos y grandes maestros: Haydn, Salieri y
Albrechtsberger. Se centra ya en la composición, aunque a veces actúa como
concertista. Su fama, sus éxitos empiezan a encumbrarle. En 1796 comienza a
sentir los primeros trastornos de sordera, que será completa a partir de
1819.Julieta Guicciardi será su primer amor contrariado. No se casará jamás,
pero siempre habrá una mujer en su vida. BettinaBrentano, una poetisa de 20
años, a la que Ludwig conoce en 1810 y que será otro de sus amores, le presenta
a Goethe en Toplitz. Beethoven vive una situación estable, desde el punto de
vista económico, y la crítica le considera un genio llamado a ser el sucesor de
Mozart. Su producción artística no se interrumpe.
Comienza
la composición de las sinfonías y concluye sus cánticos espirituales. Dedica la
tercera sinfonía a Napoleón, guerrero victorioso y tenaz, dedicatoria que
destruye cuando se entera de su coronación como emperador. En 1808 compone su
magistral «Quinta Sinfonía», y en 1823, la «Novena», que se estrena al
siguiente año. En los últimos tiempos, agudizada su enfermedad intestinal y
completamente sordo, recibe la ayuda de la Sociedad Filarmónica
de Londres.Es tradicional dividir la producción beethoveniana en tres etapas.La primera, vivida bajo
la influencia más de Haydn que de Mozart, aunque no le falte su personal sello,
está representada en obras como «Sonata patética», algunos de los tiempos
lentos de los primeros cuartetos y «Adelaida».
La
segunda, está llena de las más bellas muestras de madurez artística, desde la
«Tercera Sinfonía» hasta la «Novena», el «Trío en si mayor», la «Sonata Kreutzer»,
los «Cuartetos», «Fidelio», su intento de crear una ópera auténticamente
alemana, y «La batalla de Vitoria», una obra de circunstancias que, sin
embargo, fue un éxito clamoroso cuando se interpretó durante el Congreso
de Viena.
Latercera
época, la preferida por todo el romanticismo, está representada por su «Misa
solemne», las «Bagatelas», para piano, y su «Novena Sinfonía», cima de la
música universal.Obras: Para orquesta, compuso 9 sinfonías, 7 oberturas, 5
conciertos para piano y orquesta, l para violín y orquesta, 1 para piano,
violín, violonchelo y orquesta, música de ballet y danzas. Música de cámara: 16
cuartetos, 3 quintetos, 15 tríos, 10 sonatas para violín y piano, 2 sonatas
para violonchelo y piano, sexteto, septimino, octeto, serenatas, danzas y
variaciones. Para piano: 32 sonatas, 2 sonatinas, 22 series de variaciones,
bagatelas, obras menores y para cuatro manos. Canto: Series de «lieder», «Misa
en do mayor», «Misa solemne», «Cristo en el Monte de los Olivos» y varias
cantatas. Música de teatro: «Fidelio», «Egmont», «Las ruinas de Atenas» y
«Opferlied».
Períodos
en la producción musical de Beethoven:
Dentro
de la producción musical de Beethoven podemos distinguir los siguientes
períodos creativos:
• Primer período: conclusión del Clasicismo (1794-1800). Bajo la influencia de
Haydn y Mozart escribió la Primera y Segunda sinfonías, los seis primeros
Cuartetos y las diez primeras Sonatas para piano, entre las que destaca la
Patética, de hondo sentido dramático.
•
Segundo período: la transición (1800-1815). En este período, las obras
musicales de Beethoven manifestar ya características románticas. Compuso la
Tercera sinfonía («Heroica»), dedicada en un principio a Napoleón Bonaparte,
aunque luego rompió la dedicatoria; la Quinta, la Sexta («Pastoral»), donde
evidencia el triunfo de la naturaleza; y la Séptima, que es un canto a la
libertad. Asimismo, la Sonata núm. 28, el Concierto «Emperadon> para piano,
la ópera Fidelio, en la que canta a la libertad frente a la tiranía, y los
Cuartetos, hasta el número 11.
•Tercer período: integración en el Romanticismo (1815-1827). Compuso su obra
cumbre, la Novena sinfonía, en la que, en el cuarto tiempo, introdujo la voz
humana cantando la «Oda a la alegría» de Schiller, que es un canto de amor a la
humanidad, un grito de fraternidad que sublima el dolor y se hace alegría y
esperanza. También en este período escribió su Missasolemnís, las Sonatas 28 a
32 y los últimos Cuartetos, considerados como obra capital de la música para
cuerda, en los que rompe la forma clásica de los cuatro tiempos.
Un
canto a la alegría
Las
orquestas de prestigio suelen incluir en su repertorio dos de las mas
celebradas sinfonías de Beethoven, la Quinta y la Novena (abajo, la Orquesta
Sinfónica de Viena interpretando la Novena, Coral). De hecho, el cuarto
movimiento de la Novena Sinfonía es el favorito del gran público.
Beethoven opto por celebrar la unidad y l vida de todos los hombres en armonía
con la naturaleza y con Dios. Lo tradujo musicalmente en una oda
entusiasta, en la que la orquesta y las voces se funden en un himno con la
solemnidad del canto gregoriano y la alegría de la música en estado puro.
Quinta
Sinfonía
Un
prodigio de alternancia: sin introducción, sus cuatro movimientos van desde la
tensa construcción del primero a la solemnidad del segundo, pasando por la
crispación instrumental del tercero y la apoteosis del cuarto, un insólito
crescenso de 50 compases (1808).
Novena
Sinfonía
Se
llama Coral por el cuarto movimiento, la famosa Oda a la alegría, un poema de
Friedrich V. Schiller adaptado por Beethoven. Fue estrenada, en el Teatro
de la Corte Imperial de Viena, 1824. En 1972 el Consejo de Europa eligió
a la Oda a la alegría como himno europeo.